La Argentina está frente a un escenario inédito en los 40 años de democracia. Las principales fuerzas políticas que compitieron en las PASO quedaron divididas en tres tercios, con un resultado incierto para las elecciones de octubre y la idea que habrá segunda vuelta en noviembre.
En ese marco, Javier Milei y La Libertad Avanza sorprendieron con una victoria que no estuvo en las proyecciones de ninguna de las consultoras que acercaron sus trabajos a los candidatos.
Sin las estructuras de los tradicionales partidos y con un duro discurso contra la “casta”, la figura de Milei con sus duras y particulares políticas de ajuste tuvieron el respaldo de un 30% del electorado.
Su desafío para las elecciones del 22 de octubre radica en mantener bajo sus brazos a esos votantes e ir a buscar un número que lo ubique con comodidad en la segunda vuelta.
Si se parte de la premisa de que aquel que triunfa mantiene esos votos, Milei debe convencer a aquellos que no fueron a votar y que forman parte de un alto porcentaje que parece desencantado de las ofertas electorales.
La Libertad Avanza necesita también de votantes identificados con el ala dura de Patricia Bullrich y Mauricio Macri. Después de todo, estas figuras del PRO admitieron públicamente que simpatizan con algunos de los postulados de Milei.
Por otra parte, el libertario deberá mostrar de ahora en más, cómo será un eventual gobierno de su fuerza si se repiten estos resultados. Tendrá más diputados y un buen número de senadores pero administraría el país sin manejar la provincia de Buenos Aires, CABA, Córdoba, Santa Fe y Mendoza.
Quedó demostrado que es su figura la que arrastra votos porque su fuerza no la pasó bien en las elecciones que se hicieron hasta ahora para gobernadores en todo el país.
Tampoco la tendrá sencilla Patricia Bullrich. Si bien le ganó la pelea de fondo por la candidatura presidencial a Horacio Rodríguez Larreta con mas de 1.300.000 votos de diferencia, Juntos por el Cambio no la pasó bien.
Siendo la principal fuerza de oposición, fue superada por La Libertad Avanza y quedó apenas un punto y monedas por arriba del oficialismo, que gobierna el país hace casi cuatro años en medio de una profunda crisis económica y social. Y no pudo ganar la provincia de Buenos Aires.
Bullrich está ante un verdadero dilema. Tiene que sumar nuevos votos para ganar o asegurarse el paso al balotaje. Pero, ¿cómo?
Es cierto que necesita llevar a votar por ella a quienes se quedaron este domingo en sus casas. Pero debe resolver un problema adicional: conseguir que votantes que simpatizan con Miel vengan para su lado y, además, convencer al electorado moderado de Horacio Rodriguez Larreta, al que combatió con todas sus fuerzas.
Ni que hablar del votante del radical Martín Lousteau que hizo una buena elección al perder por escaso margen la interna a jefe de Gobierno porteño con Jorge Macri.
A priori parece una difícil tarea, sobre todo porque en la campaña para las PASO se comportaron como el agua y el aceite.
El que no la tiene sencilla tampoco es Sergio Massa. Unión por la Patria quedó tercero, aunque fue el segundo candidato más votado, con un poco más del 21% de los votos, detrás de Milei, que superó el 30 por ciento.
Massa debe llevar al oficialismo a una segunda vuelta para intentar que el kirchnerismo y el peronismo sigan en el poder, en medio de su gestión como ministro de Economía y de los graves problemas que enfrenta en la Argentina.
Fue un alivio para todos los de UxP que Axel Kicillof haya ganado la provincia de Buenos Aires, un bastión fundamental para cualquier proyecto presidencialista.
Sin embargo, Massa debe estar preguntándose por estas horas de donde sacará los votos que le faltan para intentar llegar a la Casa Rosada. No hay mucho para rascar en el fondo del frasco.
Un punto excluyente será sumar los casi 6 puntos que sacó Juan Grabois en la interna. Algo que no estaba en sus cálculos.
Es cierto que Grabois prometió sumar su apoyo a la candidatura de Massa, pero su performance en las PASO incluyó votantes que rechazan la figura del ministro.
También Massa deberá ir en busca de los que no votaron, desencantados por el resultado de las políticas del gobierno de Alberto Fernández. Y tratar de sacar algo del casi 4 por ciento que se fue detrás de Juan Schiaretti.
De cualquier manera, Massa no será el único que irá en busca del electorado del gobernador de Córdoba. Lo intentarán Bullrich y también Milei.
En definitiva, en política todo voto vale y no importa en qué vereda está. La necesidad tiene cara de hereje.
Comments