María Alejandra Guillén, madre de Enzo Comelli, relató: “Enzo hacía deportes, tenía que rendir materias del secundario y trabajaba en un boliche en la parte de la caja. Con eso se pagó las vacaciones porque yo ese año me había quedado sin trabajo. Fue con sus amigo, a la mayoría los conozco. El año anterior había ido también”.
“Estamos devastados desde ese momento. Nos cambió la vida a todos. Es una agonía constante. No podés salir a la calle. Mi marido casi pierde el trabajo. Es tremendo. La familias, las enfermedades, las llamadas. Está la gente que realmente nos conoce, pero bueno, está la otra que no nos conoce y que se guía por lo que ven y escuchan y bueno, así estamos”, siguió.
Así, concluyó la audiencia. Mañana miércoles se espera la última ronda de testigos del proceso. Los alegatos están programados para los días 23 y 24 de este mes, con el veredicto anunciado para el 31 de enero.
Tras la consulta de Tomei, Benicelli padre recordó: “Tenemos un taller de pintura en el cual cuando Matías terminó de estudiar en la secundaria se quedó a trabajar con nosotros: era el pintor del taller. Jugaba al futbol”.
La situación le produce “dolor, mucha angustia. Nunca me imaginé que iba a pasar algo así con mi hijo. Afectó en todo. Estamos acosados. No podemos. Le han querido pegar a mi hija y a mi señora en la calle. Escucho cómo la insultan mediáticamente a mi señora. Escucho que cuando lo lastimen a mi hijo en el penal no lo van a defender. A mi trabajo la gente dejó de ir. No tengo una palabra justa para definir. Sigue siendo mucho el dolor. Y el dolor no se cura con más dolor. No hay un día que no me levante con insultos. Fue terrible lo que pasó”.
Tras el fin del testimonio de Costa Shaw, declara Mauro Pertossi, padre de Ciro y Luciano. “Ciro Pertossi y Luciano Pertossi son mis hijos. Blas Cinalli es mi ahijado. Lucas Pertossi es mi sobrino.
“Tremendo por lo mediático que fue esto. Después de 25 años de trabajo, me han pedido que me desligara. Había empezado de chico en una automotriz internacional, Toyota Argentina, ahí crecí, me han capacitado, uno lo que hace es trabajar, trabajar, trabajar, para un mejor pasar. Ahora no consigo trabajo, el sosten de la familia es mi esposa. Tengo un emprendimiento. He recibido amenazas, están hechas las denuncias pero no importa: mientras sean por teléfono no pasa nada”, dijo.
“Todo esto es una desgracia. Uno cree que las cosas están encaminadas en la vida, llega esto y no sé qué pensar. No puedo creer que estemos viviendo este momento... Mis hijos no son asesinos son chicos, son adolescentes, son vagos como decimos en el barrio”, finalizó.
Declara Agustín Costa Shaw, perito y psicólogo clínico que intervino en la investigación penal suplementaria, y que fue ofrecido en marzo de 2022 por la defensa, a cargo de Hugo Tomei, como perito de parte en una pericia psicológica y psiquiátrica a la que finalmente los imputados no aceptaron someterse por falta de “confianza” en el proceso judicial.
Costa Shaw declara de forma remota:
“El tribunal hizo lugar al pedido de la Defensa y estamos de acuerdo con la recepción de la declaración de Agustín Costa Shaw por medios telemáticos. No advertimos en cuanto a los fundamentos ningún impedimento para recepcionar la declaración de ese modo”, dijo la jueza María Claudia Castro.
El perito, entonces, comentó sobre una entrevista que tuvieron los acusados:
“Los imputados fueron recibidos por dos psicólogas y un psicólogo. Se mostaron tensos y nerviosos. Estaban con la disyuntiva de querer hablar y no poder hablar. Muchos tenían temblores y nervios. Básicamente, Enzo Comelli sacudía la rodilla. Hubo una situación especial donde Thomsen llega, se quiebra y no puede parar de llorar, hubo que contenerlos, estuvo llorando unos minutos. Se le ofreció agua y jugo. Él primero dice que no quiere realizar la pericia porque después se filtra todo. Quiere decir algo mas y no puede parar de llorar, no puede hablar de tanto llorar. se quiebra. Después de eso, le explicamos con los colegas que esto era para él, que trate de calmarse. Cuenta que estaba mal por la situación de la madre, se siente culpable por su situación de salud. Ahí termina de decidir no seguir con la pericia aludiendo que lo que dijera se iba a hacer publico”, afirmó.
“Nos dio la sensación de que quería seguir adelante no por pruebas sino porque quería hablar con alguien. No paraba de contarnos cosas personales, su proecupación por la madre, tenía momentos de angustia, dijo que estaba haciendo tratamiento con alguien de afuera y que lo hacia de manera remota”, continuó.
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