Soplan vientos de esperanza y emoción en Beltrán, una localidad de 6000 habitantes que crece al pie de la Ruta Nacional N° 34, en Santiago del Estero. De allí es Agustina, una nena de 14 años que desde hace cinco le da pelea al cáncer. Y de allí es Mariano Cáceres (42), participante de Los 8 escalones que conmovió con su historia y la razón que lo llevó a inscribirse en el programa: reunir fondos para solventar los gastos del tratamiento de su hija en el Hospital Garrahan.
Cáceres fue noticia por haber ganado nueve millones de pesos la semana pasada. El logro lo dejó cerca de un récord: ser el primer participante en ganar por primera vez 12 millones. Sin embargo, desde entonces no pudo regresar a la competencia: Agustina sufrió complicaciones en su salud y su papá debió poner en pausa sus presentaciones en el programa.
“Por el tratamiento, le bajaron las defensas y le subió mucho la fiebre. Por eso, la internaron y le hicieron una transfusión de plaquetas. Agus se está recuperando bien. Hay que esperar”, comenta al portal de noticias TN.com.ar Noelia Salvatierra (42), esposa de Mariano y madre de la nena. “Él habló de este tema con la producción y decidieron esperarlo. Somos agradecidos, porque podrían haber tomado otra decisión”, menciona.
Desde hace unos meses, para poder afrontar el tratamiento, Agustina y Mariano se instalaron en Buenos Aires. Noelia se quedó en Beltrán junto a los otros dos hijos de la pareja: Lara (17) y Facundo (6). “Es muy duro para mí estar lejos de mi hija. Yo quiero viajar a verla y Agus me insiste para que me quede con sus hermanos. ‘No te preocupes, ma, voy a estar bien y ellos te necesitan’, me dice. Es tan madura y amorosa”, describe.
En 2018, cuando tenía 10 años, Agustina empezó a sentir molestias en el ojo derecho. “Se le cerraba el párpado. Nos decían que tenia ‘ojo vago’ (como se conoce a la ambliopía, que produce una disminución en la agudeza visual), astigmatismo. Nos decían que se iba a ir con ejercicios, pero cada vez era peor”, sitúa Noelia.
La familia decidió trasladarse a Buenos Aires y hacer una consulta en el Garrahan, donde los médicos constataron la presencia de un tumor rabdomiosarcoma, un extraño tipo de cáncer que se forma en el tejido blando. “A ella le salió en su ojito y le hicieron un vaciamiento ocular. Pero lamentablemente le volvió a salir: ahora lo tiene en la base del cráneo y están tratando de encapsularlo o quemar las células”, detalla.
El nuevo diagnóstico golpeó a la familia en los primeros días de este año. “Es un cáncer muy invasivo y no es operable”, menciona Noelia. La urgencia obligó a Agustina a dejar su casa en el barrio Artemio Gramajo para instalarse nuevamente en Buenos Aires. Mariano, que trabaja en una empresa de seguridad privada en Beltrán, se vio en la obligación de generar una nueva fuente de ingresos para costear los gastos del tratamiento.
“En casa siempre se miraba Los 8 escalones y jugábamos en la mesa. Mariano siempre decía que en algún momento iba a participar. Se anotó y a la semana lo llamaron”, cuenta, y sigue: “Él no me comentó nada. Me llamó desde Buenos Aires para que directamente lo viera. Fue una locura”. Noelia lo tiene claro: “La desesperación lo llevó a anotarse”.
“Se nos hace muy difícil poder con todos los gastos. El único que trabaja es mi marido. Yo soy docente, pero no ejerzo porque no consigo trabajo. Imaginate cómo puedo sentirme con todo esto, y encima lejos de mi hija”, retrata.
La familia se acostumbró a convivir con la burocracia de las obras sociales, con el famoso papelito que siempre falta y que le suma obstáculos en medio de un escenario adverso y urgente. “Hemos tenido miles de problemas, como suele ocurrir. Siempre se demora todo, siempre falta una autorización, una firma. Habrá que seguir peleando. Afortunadamente ellos dos tienen cubiertos los gastos de hotel en Buenos Aires”, dice Noelia.
Desde el nuevo diagnóstico, Agustina se realizó 20 sesiones de radioterapia. Y acompañó a su papá en todas sus presentaciones en el programa que conduce Guido Kaczka.
Cuenta Noelia que Beltrán se alborota cada vez que Mariano aparece en pantalla. “Acá todos conocen a Agus y su historia. Y es increíble lo que sucede cada vez que mi marido gana. Tiran petardos, el teléfono explota de mensajes. Es muy emocionante”, transmite.
“Solo tengo palabras de agradecimiento para la gente de Beltrán. Han hecho bingos y rifas por Agus. Me dieron la mano que no me dieron los políticos”, dice.
El tratamiento, de alguna manera, forjó una vocación en Agustina, que cumplirá sus 15 años en julio. “Quiere ser oncóloga y salvar las vidas de los chicos”, cuenta su mamá.
“Siempre me dice: ‘mami, cuando sea oncóloga te voy a llevar a conocer el mundo’. También le gusta muchísimo leer. Creo que va a andar por ahí: médica o profesora de literatura”, proyecta Noelia, y cierra: “Agus sigue soñando y nos enseña a no rendirnos nunca. Es ella la que nos transmite las fuerzas que, a veces, creemos no tener”.
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